Cinco olas de coronavirus, 70% de la población vacunada y récord de turismo nacional. La pandemia, que tanto nos ha quitado y hecho retroceder, empieza a darnos tregua y en este contexto destacan dos derechos con incidencia directa sobre la calidad de vida: el ocio y la vida independiente.
La pandemia ha puesto de relieve aun más la necesidad de pasar del modelo asistencialista al de los derechos humanos, es decir, que las personas con discapacidad cuenten con los apoyos necesarios en función de las capacidades y necesidades de cada una para decidir cómo quieren construir su proyecto vital. Después de muchos años reclamándolo, las organizaciones hemos logrado que este debate llegue a las más altas esferas gubernamentales y que sean conscientes de que es fundamental ofrecer diferentes soluciones y formatos de apoyo a la vida independiente. Contar dentro del Gobierno con un activista del sector de la discapacidad y firme defensor de los derechos humanos, como es Jesús Martín Blanco, ayuda.
La desinstitucionalización o la superación del modelo residencial tradicional pasa por la modificación de las rígidas leyes autonómicas que restringen la libertad individual de las personas que viven en centros residenciales y por nuevas fórmulas como el ‘cohousing’. Experiencias positivas y el deseo de muchas personas con discapacidad de formar parte de ellas demuestran que hay que desarrollar esta vía. “Sobran los motivos para impulsar las viviendas compartidas”, explica el presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, poniendo en valor que “no solo son una solución habitacional equilibrada entre costes económicos y apoyos necesarios, que implica una optimización de los recursos y garantiza la autonomía personal, sino que es una fórmula intermedia entre el modelo residencial y la vivienda individual que sirve para prevenir la soledad no deseada y desarrollar un proyecto vital comunitario”.
El avance de la vacunación frente a la COVID-19 de la población española ha permitido que el turismo despegue este año. Tras más de un año de restricciones, el verano de 2021 ha supuesto la vuelta a disfrutar de unas vacaciones inclusivas para muchas personas con discapacidad, a pesar de que gran parte no fueron priorizadas en la estrategia de vacunación y las más jóvenes han pasado medio verano esperando su turno.
La falta de una verdadera oferta de turismo inclusivo y la necesidad de apoyos que muchas personas tienen a la hora de viajar hacen necesarias iniciativas como el Programa de Vacaciones de COCEMFE. Cerca de 500 personas han vuelto a disfrutar este verano de su derecho al ocio con su participación en este programa tan emblemático de la entidad y que se había suspendido desde que comenzó la pandemia.
Precisamente la pandemia supone una oportunidad para que el sector turístico acabe con las barreras que todavía mantiene en toda la cadena de valor y los planes para su recuperación pueden ser importantes aliados para conseguirlo.