Ocio inclusivo: el derecho al recreo sin restricción

El ocio es un estado psicológico que se alcanza a través de la práctica de actividades desarrolladas en situaciones de libertad y motivación y, además, es un derecho recogido en la Declaración Universal de Derechos Humanos. Sin embargo, a día de hoy, las personas con discapacidad no pueden disfrutar de muchas actividades de ocio por falta de accesibilidad o porque no se han creado teniendo en cuenta las necesidades de todas las personas. La aplicación del diseño universal en los servicios y actividades de ocio haría posible que todas las personas, independientemente de su condición, accedieran al ocio y que este dejara de ser un espacio de recreo muchas veces excluyente.  

Por
Gema León Casero
Jóvenes juegan al billar en un local de ocio accesible
Una mujer con discapacidad puede jugar al billar con su grupo de amigos | Foto Marko Rupena

Aunque el ocio es un derecho básico del ser humano, implícito en “el derecho al disfrute del tiempo libre” establecido en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el grupo social de las personas con discapacidad no siempre puede ejercerlo como el resto de la población. Así se desprende de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD, 2020) que muestra que el 46.3% de las personas con discapacidad no pueden dedicar su tiempo libre a las actividades que desearían, como hacer ejercicio físico, pasear, realizar deportes, etc. 

El 46.3% de las personas con discapacidad no pueden dedicar su tiempo libre a las actividades que desearían. 

El presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, recuerda que “el ocio es un derecho en sí mismo y conforma una dimensión fundamental del desarrollo de todo ser humano y así está recogido en la Convención de Naciones Unidas referida a los derechos de las personas con discapacidad”. 

Para María Jesús Gallego Ortiz, consultora en políticas de cohesión social, “el derecho al ocio, como una actividad humana que puede contribuir al propio desarrollo, no se considera como un elemento central en la vida de las personas. En el caso de las personas con discapacidad el derecho al ocio ocupa un papel aún más secundario, estando excluidas del disfrute de este derecho o jugando un papel pasivo, como consumidoras o espectadoras”. 

Ante esta situación, cabe preguntarse cuál es el motivo o quiénes son los responsables de que esta faceta lúdica que toda persona necesita no tenga en cuenta a las personas con discapacidad. Queiruga apunta a que el ocio es una “dimensión del ser humano que ha sido olvidada en las políticas de discapacidad y se ha considerado una necesidad menor o un elemento superfluo frente a otras actuaciones más urgentes”. 

En este sentido, Susana Calvo Toledo, técnica de la Oficina Técnica de Accesibilidad de COCEMFE Asturias, señala que “lamentablemente el ocio se suele asimilar más a un privilegio que a un derecho”. Sin embargo, subraya en que “no es que la sociedad no sea consciente del derecho al ocio de las personas con discapacidad, es que se priorizan otros derechos como el empleo, la salud y la vivienda, quedando rezagado el ocio a un segundo plano”. 

Diseño Universal y Ocio inclusivo 

El Diseño Universal, promovido a finales de la década de los 80 por el arquitecto Ron L. Mace, se basa en la idea de que los productos, programas, servicios y entornos sean definidos desde el principio para que sean accesibles y utilizables por todas las personas sin tener que recurrir a las adaptaciones o a diseños especializados. Esta concepción del diseño tiene en cuenta las necesidades de todas las personas, independientemente de sus capacidades, y los cambios que puedan tener en el transcurso de la vida. En definitiva, el diseño universal pretende que no sea necesario derribar barreras sino diseñar sin ellas. 

"El ocio inclusivo implica que el entorno social de referencia responda a las necesidades de todas las personas” 

Los principios del diseño universal son la base para alcanzar la accesibilidad universal contemplada en la normativa vigente que debe aplicarse, no solo al entorno construido, sino también al proceso de participación y uso pleno de cualquier producto o servicio.  

En la concepción del diseño universal, como afirma Gallego, “se incluye por supuesto el ocio, el derecho al ocio”. Y afirma que "como ocurre con el diseño universal, su reconocimiento como derecho y la concepción social sobre el mismo aún tienen un gran espacio para mejorar”. "El ocio inclusivo implica que el entorno social de referencia responda a las necesidades de todas las personas para el uso acceso, disfrute y participación plena en todos los equipamientos, infraestructuras, servicios y programas desarrollados en los diferentes ámbitos de ocio, incluyendo los apoyos necesarios. Visibiliza y normaliza la diversidad y muestra una sociedad plural, diversa, equitativa y cohesionada socialmente”, añade. 

No obstante, el adjetivo ‘inclusivo’ es empleado en un sentido erróneo cuando se califican como tales aquellas actividades que han sido diseñadas expresamente para el grupo social de las personas con discapacidad, por otro lado, muy necesarias ante la ausencia de un auténtico ocio inclusivo que nos permita hacer los mismos planes que el resto de la ciudadanía. 

Actualmente, sigue habiendo una ausencia de aplicación del Diseño Universal en infraestructuras y servicios como el ocio. Este hecho puede dar a entender que se trata de un concepto aún muy desconocido.  En este sentido, María Jesús Gallego explica que “aunque hace ya más de 20 años que el concepto de diseño universal está en el cuerpo normativo de la Unión Europea, su conocimiento aún no está generalizado en la sociedad salvo en determinados sectores. La ciudadanía aún no conoce su derecho a que se garantice cuestiones como la igualdad de oportunidades para participar en actividades económicas, sociales, culturales, de ocio y recreativas”. 

Por su parte, Susana Calvo, destaca el desconocimiento del significado y los principios del concepto de diseño universal: “Es habitual ver mal colocadas algo tan básico como unas barras de apoyo en los aseos. Esto se debe a que se ejecuta, en muchas ocasiones, sin conocer cómo funcionan las cosas, lo que deriva en elementos inaccesibles y en sobregastos innecesarios”. 

El diseño universal de servicios y actividades de ocio 

La aplicación del Diseño Universal aporta numerosos beneficios que, como apunta Gallego, “en el plano social e individual son muy relevantes ya que, de cumplirse, garantizaría que no haya obstáculos para el ejercicio de una ciudadanía plena, sin exclusión de ninguna persona, en ninguna circunstancia, en ninguna actividad o servicio”. 

Por su parte, Susana Calvo destaca que en el ámbito social “proporciona autonomía a todas las personas, independientemente de sus capacidades y es un beneficio para toda la sociedad, no exclusivamente de un 10% de la población como se suele pensar. Hay que tener en cuenta que, en algún momento de nuestra vida, por tener discapacidad o simplemente por el avance de la edad, necesitaremos que nuestro entorno sea accesible para poder hacer uso de él en igualdad de condiciones”. Además, añade que “la aplicación del diseño universal supone una mayor eficiencia al eliminar la necesidad de realizar adaptaciones posteriores con el consiguiente ahorro económico”. 

El diseño universal ha tenido una mayor aplicación en el diseño de infraestructuras e instalaciones debido, en parte, a la legislación y normativa existente para hacerla efectiva. Sin embargo, en el sector del ocio, no contemplado en la normativa, priman las adaptaciones o el argumento de ‘no poder realizar las medidas estipuladas por ley’ que, en muchas ocasiones, suponen una ‘carga desproporcionada para el que las realiza’. 

En este sentido, Anxo Queiruga recuerda que la carga desproporcionada existe “cuando los derechos de otras personas se ven limitados por la medida y no solo cuando ello supone un gasto o pérdida de beneficios para la persona o entidad promotora de la actividad”. “Los servicios de ocio deben adaptarse a las personas y no al revés”, añade Queiruga.  

En la misma línea, Susana Calvo afirma que “hay que seguir con la concienciación y la sensibilización a todos los agentes implicados: administraciones, empresas, profesionales del sector, etc. Porque, a día de hoy, sigue habiendo mucha falta de empatía e interés por mejorar”. 

Aunque queda camino por recorrer, el grupo social de las personas con discapacidad ha logrado que las actividades de ocio a las que pueden acceder hayan aumentado en los últimos años. Actualmente, las personas con discapacidad pueden visitar lugares de interés como museos o bodegas; asistir a eventos deportivos y espectáculos de distinta índole; practicar deportes como el esquí, la vela o el paddle entre otros; visitar parques naturales, realizar travesías en catamarán, practicar senderismo y un largo etcétera.  

Actualmente las personas con discapacidad pueden montar en un catamarán o barca accesibles para realizar una travesía entre Santa Pola y la isla de Tabarca o para visitar parajes naturales como el de las ‘Coves de Sant Josep’ en la localidad valenciana de Vall d’Uixó. También pueden practicar y disfrutar de todos los beneficios del pádel surf en la localidad barcelonesa de Malgrat de Mar o montar en globo para sobrevolar cuidades como Segovia. 

La actual oferta de ocio inclusivo, aunque muy lentamente, está evolucionando de forma positiva. Por ello, resulta imprescindible seguir incidiendo en la concienciación y sensibilización de administraciones, empresas y profesionales del sector para impulsar la implementación del Diseño Universal y el ocio inclusivo de forma generalizada. En este sentido Gallego afirma que “las entidades están realizando una gran labor de sensibilización social y de reclamar el cumplimiento de los derechos de todas las personas. Hay una mayor concienciación por parte de operadores privados (además de los públicos) y la oferta se va diversificando en términos de diseño de ocio inclusivo, no dirigido únicamente a las personas con discapacidad, sino desde la concepción y diseño de propuestas que coloquen a la persona en el centro y que todos los recursos, servicios y espacios sean accesibles a todas las personas”. 

Sin embargo, para lograr que el diseño universal y el ocio inclusivo se implementen de manera generalizada es necesario, en palabras de Gallego, que “desde los poderes públicos, principalmente, cumplan y hagan cumplir la ley”.  Y añade que “es necesaria la educación, para que la ciudadanía conozca sus derechos, de forma especial, mediante la inclusión en los planes de estudio del concepto de diseño universal”. COCEMFE y su Movimiento Asociativo trabajan para promover y mejorar estos espacios de recreo que proporcionan múltiples beneficios a nivel físico, mental y social. Fruto de este cometido ha sido la elaboración de numerosas guías que recogen distintas opciones de ocio inclusivo, como la guía de rutas turísticas accesibles e inclusivas ‘La Comunitat Valenciana, també per a tu’ que incluye destinos y actividades accesibles. Otro de los trabajos que próximamente publicará COCEMFE es la Guía para el Diseño Universal del Ocio, con la que la entidad pretende ofrecer información útil y práctica para facilitar los cambios necesarios que permitan la accesibilidad universal en las actividades de ocio y procurar a las personas con discapacidad la posibilidad de elegir con libertad aquellas actividades que quieran desempeñar en su tiempo libre. 

 

 

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