Becas, una llave de acceso a los estudios superiores

El acceso a la educación superior para las personas con discapacidad es todavía hoy un muro muchas veces infranqueable. Según los datos del Ministerio de Educación en su último informe sobre “el alumnado con necesidad específica de apoyo educativo”, apenas el 1,4% logra llegar a carreras universitarias. Además, en la FP, la situación es todavía peor, ya que solo el 0,6% son personas con discapacidad.

Por
Sheila M. Cué
Profesor impartiendo una clase en la universidad | Foto: Carlos Barquero Pérez
Profesor impartiendo una clase en la universidad | Foto: Carlos Barquero Pérez

Una de las vías para paliar esta situación y fomentar el acceso de la juventud con discapacidad a estudios superiores son las becas. Estas ayudas son concedidas tanto por organismos públicos como privados a estudiantes con cierto grado de discapacidad que por su situación necesitan de un mayor apoyo económico para poder acceder a los estudios con el objetivo de garantizar la igualdad de oportunidades y acceso a los estudios.  

La oferta es variada, y aparte de convocatorias públicas existe una amplia variedad de ayudas ofrecidas por organismos privados o fundaciones como pueden ser las becas “Oportunidad al Talento” de Fundación ONCE, un programa dirigido a apoyar la formación universitaria, la especialización y la carrera académica e investigadora de las personas con discapacidad y promover así su inclusión laboral en empleos técnicos y altamente cualificados; las becas de la Fundación Universia o Fundación Adecco, entre otras.   

Entre las públicas destaca, además de las convocadas por el Ministerio de Educación y Formación Profesional y por las diferentes Comunidades Autónomas, el “Programa Reina Letizia para la Inclusión” impulsado por el Real Patronato sobre Discapacidad y dotado con más de 5 millones para ayudas directas. Como explica Jesús Martín Blanco, director del organismo, “la discapacidad no puede convertirse en una coartada para cercenar las expectativas académicas de nadie”. “Porque para que podamos estudiar en condiciones de igualdad, necesitamos más apoyos y esos apoyos suponen un coste elevado para nuestras familias”, añade.   

Así lo reafirma el presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, señalando que “a pesar del evidente avance que se ha producido en nuestro país para el reconocimiento del derecho a la educación inclusiva, la realidad nos demuestra que han sido las familias (y siguen siendo) las que hacen enormes esfuerzos para que las personas con discapacidad podamos estudiar en igualdad de condiciones”.  

Estas ayudas tienen en cuenta las preferencias y las necesidades de cada persona, de manera que cada solicitante pueda conformar su plan formativo y disponer hasta 12 mil euros para sufragar los apoyos que precise para llevarlo a cabo. “Se trata de romper los muros que nos han sacado del mundo académico y que ha limitado nuestra inclusión laboral”, afirma el director del Real Patronato sobre Discapacidad.  

“Se trata de romper los muros que nos han sacado del mundo académico y que ha limitado nuestra inclusión laboral”  

Entre las cuestiones que se podrían destacar en relación a estas ayudas está la correlación de la beca entregada y la realidad de la persona con discapacidad. Un aspecto muy importante porque como señala Virginia Lozano, con espina bífida, y que ha estudiado la carrera de Administración y Dirección de Empresas, y un master en MBA de Comunicación Corporativa y Digital y Especialización en Marketing Digital en la Universidad Loyola de Sevilla, gracias a varias becas, “las cuantías y los requisitos para acceder a las ayudas están bastante parejos en muchas ocasiones, sin embargo, en otras no”.  Hace alusión a las becas ERASMUS+ de las cuales ha sido beneficiaria en dos ocasiones, ya que “uno de los requisitos para acceder a estas becas es tener una discapacidad de más del 70%, lo cual requiere una asistencia acorde con la misma, y en la mayoría de los casos esto supone un gasto muy elevado”, explica.   

Otro de los problemas relativos a las becas es la dispersión y falta de información para acceder a ellas, ya que, aunque Virginia señala que en su caso no fue así para Jevi Valdivia, que tiene osteogénesis imperfecta, ha sucedido lo contrario. “Nunca accedí a ninguna beca. Por lo general, según mi experiencia, las becas son un tema que se menciona poco y del que me han dado poca información”, afirma.   

Acceder a una beca puede suponer un punto de inflexión clave en los estudios de una persona   

Lo que está claro es que contar con la posibilidad de acceder a alguna de ellas puede suponer un punto de inflexión clave en los estudios de una persona.  Para Lozano contar con la ayuda de diferentes becas ha sido fundamental para poder cursar sus estudios. “Estoy muy agradecida”, afirma, sobre todo cuando las dificultades para poder estudiar vienen de todos los frentes.  

Y es que son múltiples los factores que alejan a los jóvenes y las jóvenes con discapacidad de los estudios superiores, desde los comentados factores económicos, la falta de accesibilidad en los propios centros de estudios como en los transportes, pasando por la falta de adaptación de las metodologías docentes y la flexibilización de los planes de estudios.   

Según relata Valdivia en relación al grado que realizó de Asistencia al producto gráfico impreso, “ha habido muchos baches y complicaciones, en especial cuando se trataba de una época en la que yo tuviera una fractura o alguna operación. Noté mucha despreocupación. Tanto a nivel de jefatura de estudios como del propio profesorado”.   

Según explica, “el grado que estuve cursando gran parte era obligatoriamente presencial, ya que teníamos que trabajar en un taller. Sin embargo, dos años atrás, ese mismo grado se había realizado de forma telemática debido a la pandemia del COVID-19. Se supone que la gente que hizo ese curso, acabó bien preparada igualmente y con la posibilidad de buscar trabajo al acabar”. Por tanto, este jienense de 21 años se pregunta “¿qué problema habría en realizar yo el curso de esa misma forma, debido en este caso a una causa de fuerza mayor?, ¿acaso estaría peor preparado?”. “Considero que las medidas y mejoras que se crearon durante la pandemia, deberían poder mantenerse como alternativas ante otras situaciones, entre ellas, la mía”, afirma.   

Cambios necesarios en todos los órdenes y niveles que hagan de la educación, una verdadera educación inclusiva en la que todas las personas tengan la misma oportunidad de formarse, y de acceder posteriormente, por tanto, en igualdad de condiciones, al mercado laboral, pilares a su vez del desarrollo de una vida independiente.   

     

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