Voluntariado: el altavoz de los derechos de las personas con discapacidad

El voluntariado existe desde que surgieron las primeras organizaciones sin ánimo de lucro allá por los años 60. Las personas voluntarias desempeñan esta actividad de forma altruista y canalizan sus inquietudes a través de las organizaciones a las que dedican su tiempo libre con la máxima aspiración de colaborar en la transformación social. Aunque su actividad a menudo no es visible, su impacto en la sociedad sí lo es como reconoce la Agenda 2030 cuando recoge explícitamente en el ODS 17 su importancia para el desarrollo y el éxito de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por
Gema León Casero
Un hombre con discapacidad física practica voluntariado activo l Foto: Drazen Zigic
Un hombre con discapacidad física practica voluntariado activo l Foto: Drazen Zigic

Las organizaciones del Tercer Sector trabajan para transformar la sociedad denunciando abusos, injusticias y situaciones de vulneración y trabajando por la inclusión social y la mejora de las condiciones de vida de algunos grupos sociales como el de la discapacidad. Si bien la acción del voluntariado es un apoyo importante en cualquier ámbito, para el grupo social de la discapacidad constituye una pieza clave que posibilita el cumplimiento de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas.  

“El voluntariado es una figura fundamental ya que constituye un apoyo y un complemento a la intervención profesional que COCEMFE lleva a cabo para la defensa, la inclusión plena en todos los ámbitos de la vida y el aumento de la autonomía de las personas con discapacidad. Además, contribuye al bienestar, a la mejora de la calidad de vida, al fomento de valores como la tolerancia y la solidaridad y a la transformación de la realidad social de las personas con discapacidad física y orgánica’’, explicó el presidente de COCEMFE, Anxo Queiruga, durante el ‘I Encuentro Nacional de Voluntariado y Discapacidad: La acción colectiva que transforma el mundo’, organizado por la entidad.  

A lo largo de los dos días que duró el encuentro se llevaron a cabo distintas ponencias, mesas de experiencias y de debate, así como talleres en los que las personas voluntarias de las distintas entidades del Movimiento Asociativo que asistieron participaron para abordar diferentes perspectivas del voluntariado con el objetivo de crear un nuevo espacio de conocimiento, creación e innovación de esta actividad a nivel estatal.  

“Las personas voluntarias debería tener un papel más reconocido en nuestras sociedades”

La cita contó con la inauguración de Lucía García Garzón, subdirectora General del Tercer Sector y Voluntariado del Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, que afirmó que la labor que llevan a cabo las personas voluntarias “repercute en el total de la sociedad, lo que afecta a la democracia, base de la sociedad”, por lo que, añadió, “el voluntario debería tener un papel más reconocido en nuestras sociedades”.  

En este sentido García afirmó que “el Estado se ha apoyado demasiado en el Tercer Sector y en el voluntariado” en la ayuda a las personas vulnerables. “Esto es algo que las administraciones públicas tienen que revisar para que no recaiga todo en ellas y solo sean un apoyo”. “El Estado tiene pocas competencias sobre voluntariado. Se necesita una nueva estrategia y un observatorio sobre esta actividad que esperamos se hagan realidad en 2023”, concluyó.  

Por su parte, la directora de COCEMFE, Elena Antelo, declaró que “las entidades del Tercer Sector son un movimiento de la ciudadanía y su función es luchar por un mundo más justo e igualitario, en el que parte de la sociedad quiere participar y contribuir al cambio. Las entidades de la discapacidad están formadas por las personas con discapacidad y sus familias, los profesionales y las personas voluntarias”. “Ellas son el mejor altavoz de las personas con discapacidad y la defensa de sus derechos. Hay que reivindicar su papel, ya que son aliados indispensables en nuestro sector”, añadió.  

“El voluntariado es el mejor altavoz de las personas con discapacidad y la defensa de sus derechos” 

El voluntariado es positivo tanto para las personas que se benefician de él como para las personas voluntarias. Así lo manifiesta Kira Vargas Cegarra, de COGAMI, quien explica que ayudar a otras personas le hizo aprender a “tener más empatía y ser menos egoísta”. Por su parte, Montserrat Collado, vicepresidenta de la Asociación de Enfermos y Trasplantados Hepáticos de Catalunya (AMTHC), cuenta cómo “el primer voluntario que conocí tras mi trasplante me transmitió una energía que me ayudó anímicamente y en la parte emocional”. “Ver que, a pesar de pasar por esa situación, yo estaba bien, me empujó a hacer lo mismo y ser voluntaria”, añade.  

Una de las barreras que hay que superar es que las personas con discapacidad física y orgánica no solo pueden ser receptoras de voluntariado, sino también quienes ejercen la actividad voluntaria. Guadalupe Ordóñez Torres, explica que cuando le diagnosticaron su enfermedad “acudí a COGAMI, donde empecé a trabajar y posteriormente a colaborar en el voluntariado de inclusión social para personas con discapacidad”. 

En este sentido, Anxo Queiruga hace hincapié en que “muchas veces se nos muestra como sujetos pasivos, pero esa imagen no refleja la realidad de nuestro grupo social”, por eso, “es importante enfatizar en la necesidad de impulsar el voluntariado inclusivo, es decir, una herramienta de participación social con un enfoque de igualdad de oportunidad total”, añade.  

Igualmente, desempeñar labores de voluntariado suele provocar un efecto llamada, es decir, realizar voluntariado impulsa a más personas a unirse a este tipo de acciones, sin embargo, no es suficiente ya que hace falta más gente.  Y a pesar de ser una actividad intergeneracional, en el que todas las personas de cualquier edad tienen cabida, la realidad es que las personas adultas y jubiladas son las que más voluntariado desarrollan al disponer de más tiempo. A este dato hay que añadir que gran parte de la sociedad desconoce qué es y en qué consiste el voluntariado y las múltiples maneras que hay de colaborar con las organizaciones. Además, para las entidades de la discapacidad es primordial acercar y enseñar a la sociedad qué es la discapacidad, de manera que se ayude a perder el miedo que existe a la hora de tratar con personas con discapacidad y de esta forma se acerquen al voluntariado.   

“Hay que cambiar la manera de llegar a las personas para que vean lo que estamos haciendo”, afirma en este sentido Elena Antelo. El voluntariado necesita llegar a las personas más jóvenes, que juegan un papel fundamental en la actividad voluntaria. Son la herramienta clave para concienciar a las generaciones futuras para que estas sean conscientes del rol transformador que pueden llegar a desempeñar en la sociedad. Anxo Queiruga afirma en este sentido que “como organización, en COCEMFE tenemos que asumir la responsabilidad de promocionar un voluntariado activo, inclusivo y generador de una sociedad implicada y concienciada”.  

La discapacidad tiene en el voluntariado un gran pilar en el que apoyarse y sin él sería inviable llevar a cabo muchos de los proyectos que desde el Movimiento Asociativo de COCEMFE se ponen en marcha, por ello y como se manifestó en el Encuentro organizado por la entidad, es importante cuidar a los equipos de voluntariado, ofrecerles formación, acompañamiento, reconocimiento y atención y es urgente llegar al futuro del voluntariado, la juventud. Para ello, es necesario ofrecer servicios de mayor calidad que creen nuevos espacios de trabajo y actualizar los formatos de concienciación con el empleo de las nuevas tecnologías, de expresiones artísticas y otros medios inclusivos, no solo para llegar a este público, sino para fortalecer el vínculo que el voluntariado establece con las organizaciones y ampliar el impacto que juntos consiguen en la sociedad.  

 

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