“Explico con el arte como percibo el mundo y mi relación con él”
Costa Badía es técnica superior en Imagen, graduada en Bellas Artes y posee un posgrado de Educación Artística en Instituciones Sociales y Culturales. Amante de la diversidad, Badía define su trabajo como “una validación del error que desafía los estereotipos de la belleza y el comportamiento”. Actualmente compagina esta faceta artística con la de mediadora cultural y divulgadora, con la que también reivindica el derecho al disfrute de la cultura de las personas con discapacidad en igualdad de condiciones.
¿Cómo describirías tu experiencia como persona con discapacidad en el mundo del arte?
Pues diría que, en general, la gente con la que he tratado ha sido muy respetuosa escuchando lo que necesitaba. Sin embargo, a las instituciones todavía les queda mucho por recorrer para que sean realmente inclusivas.
¿Qué objetivos buscas lograr con tus obras?
No creo que una obra de arte se haga para buscar unos objetivos.
En mi caso yo soy una persona muy irónica que utiliza herramientas de la normatividad para hablar de como vivo y de mi experiencia como mujer con discapacidad, pero que cada persona vea y sienta lo que quiera viendo mi trabajo, está bien.
¿Cómo es la relación entre tu arte y tu lucha por la inclusión y la igualdad para las personas con discapacidad?
Mi relación es total, completa. Mi trabajo como artista es muy autobiográfico, la mayoría de las veces me sirve para explicar cómo percibo el mundo y mi relación con él.
También doy clases sobre mediación cultural y discapacidad, y ahí me doy cuenta de que a la mayoría de la gente vinculada al arte, no se le ha pasado por la cabeza que las personas con discapacidad y nuestras necesidades también son parte de este mundo.
¿Cuáles son los obstáculos más comunes que enfrentan las personas con discapacidad?
Hay un montón de discapacidades diferentes y aun teniendo la misma, las vivencias pueden ser totalmente distintas dependiendo de las circunstancias vitales de cada persona.
No me atrevo a hablar en nombre de cualquier persona con discapacidad, pero los obstáculos más importantes para mí han sido siempre la falta de empatía por parte de las personas sin discapacidad, tanto si minimizaban mi discapacidad, como si me infantilizaban.
“Necesito visibilizarme como mujer porque por la discapacidad no se me ve como tal”
¿Has experimentado algún tipo de discriminación o desigualdad debido a tu discapacidad y género?
Sí, y desde el feminismo sobre todo, como por ejemplo el no entender que yo tengo unas necesidades distintas por tener discapacidad. Yo necesito visibilizarme como mujer porque por la discapacidad no se me ve como tal.
¿Qué cambios te gustaría ver en el futuro para que la mujer con discapacidad pueda tener acceso a oportunidades igualitarias y sin barreras?
Sobre todo que se entienda que las mujeres con discapacidad a menudo no somos vistas como mujeres, y que por lo tanto, no siempre nos sirven las mismas medidas que se adoptan para las mujeres sin discapacidad.
¿Qué mensaje les darías a otras mujeres con discapacidad que buscan un camino en el arte y la cultura?
Pues que busquen su camino, como a cualquier otra persona, sea mujer o no, o tenga discapacidad o no.
No me atrevo a dar consejos, ya que las vivencias de cada persona son diferentes.
“A menudo la vinculación entre el arte y la discapacidad es la arteterapia y el voluntariado”
¿Cuál fue tu motivación para fundar 'La Tullida Gallery'?
Cuando estaba estudiando Bellas Artes en la Universidad tenía bastantes problemas para que mis profesores entendieran mis circunstancias, tanto en clase como en las actividades complementarias, y empecé a imaginar un lugar donde se pudiera hablar de arte sin tener que dar tantas explicaciones.
Además, para mí también era importante que a las personas con discapacidad se nos viera como artistas, ya que veía que a menudo la vinculación entre el arte y la discapacidad era la arteterapia y el voluntariado. Siempre he defendido que yo no estoy enferma, que yo no necesito una terapia, ni que esta tiene que ser el vínculo por el cual acercarme al arte.
¿Se cumplieron tus expectativas con el proyecto?
Esta galería la pensé para poder ser autosuficiente en un mundo que parecía no quererme, pero mis expectativas me han sobrepasado y ahora no paro de hacer cosas. Todo lo que planee hacer desde ‘La Tullida Gallery’ se ha quedado pequeño al lado de lo que estoy viviendo.
En un futuro, ya que desde hace más de un año este proyecto está parado, me gustaría retomar la galería y tener un espacio propio.
Uno de esos proyectos es: ‘Costa Badía. Tacón, pie, bastón’, muestra que actualmente se expone en Móstoles, ¿qué puedes contarnos de ella?
“Tacón, pie, bastón” es una fantasía, un sueño que siempre he querido cumplir. Habla del deseo, la sexualidad, de las mujeres con discapacidad, en mi caso concreto de querer ser atractivas bajo una norma y no poder llegar a serlo, y todo esto, representado por los tacones, que yo no me puedo poner porque por mi discapacidad, tengo un pie torcido. Esta exposición representa ese querer y no poder.
La exposición se inauguró con una performance, en la que bajo unas escaleras con tres hombres normativos, descalza, porque no puedo llevar tacones, como un vuelta de tuerca a Norma Duval que siempre ha dicho que bajar unas escaleras como una vedette es muy difícil. También hay flirteo con hombres del público, buscar esa sensación de cuando soy yo el centro de atención y la que tomo las riendas. El arte sirve para lanzar preguntas, cuestionarse cosas, no solo para resolver problemas. Me interesa hablar de esta situación, pues lo pongo sobre la mesa.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Para marzo tengo una performance en León, una exposición con una compañera de la facultad que tiene una discapacidad sobrevenida, además de alguna otra cosa por concretar aún.
¿Cómo ves el futuro de la inclusión en el mundo del arte para personas con discapacidad?
Para una inclusión real y equitativa total, aún queda, pero ya hemos comenzado y eso es muy importante. De momento estamos ahí “molestando”, algo que me parece maravilloso.
¿Qué mensaje quieres transmitir a través de tu trabajo como mediadora cultural y divulgadora?
Pues que las personas con discapacidad tenemos derecho a disfrutar de la cultura como cualquier otra persona y que nuestras necesidades no son tan diferentes a la normatividad, como se piensa.
¿Cómo ves el papel de las instituciones culturales en la promoción de la inclusión y la igualdad para las personas con discapacidad?
Para las grandes instituciones todavía somos una “obra de caridad”.
Pasará un tiempo todavía hasta que el activismo se visibilice; para que los grandes directores y patrocinadores se enteren de que existimos; para que el lado más disidente de la discapacidad se fie de estos.
Es complicado, pero vamos por buen camino. Es un trabajo complejo que todavía llevará tiempo, pero lo bueno es que ya ha comenzado.